El abuelo, 75 años, de capital de provincia y muy observador
comentaba en su tertulia:
“¿Habéis visto el periódico? Otra vez se quejan todos de la
recogida de basura y de la limpieza de las calles. Unos por la remuneración de su trabajo. Trabajar, trabajar,... lo que hacían antes. Aún
me acuerdo cuando yo era joven que mi madre bajaba con el cubo de basura a la
calle y lo daba vuelta sobre la acera, y luego venían dos pobres señores con un
cesto de mimbre y una tabla, que los recogían y los echaban a un camión que
tenía varias tapas. Aquella gente se
dejaba los riñones. Y ahora, ¿habéis
visto los camiones con una grúa que sacan los contenedores del suelo? Ah, si
alguno de aquellos hombres viera esto... Ahora ya no sé ni cuantos contenedores de colorines hay en la calle,
hasta uno para ropa han puesto. ¿Qué
habrá sido de los traperos, que hasta alguna vez te daban unos céntimos por lo
que les dabas?
Y cuando regaban las
calles, ¡qué maravilla, cómo brillaba el suelo! bien es cierto que lo
cepillaban, no como ahora que van recogiendo lo que hay por encima. Si hubiera hecho la abuela eso en la casa, las
losetas de la cocina ya no serían blancas, estarían de luto. Eso sí ahora hay casi más máquinas que
peones, pero esas no limpian debajo de los bancos, ni las escaleras, ni los
alcorques.
No sé, no sé, igual esta
juventud debería reflexionar un poco”
Creo que la última frase debería llevar a la reflexión. En muchas ocasiones el desarrollo tiene
también orejeras, y nadie quiere o se atreve a mirar hacia los lados. Incrementar exponencialmente la tecnificación
de los equipos, ¿a qué coste y para qué? Convertir las casas en centros de separación de residuos con cocinas de
3x2 m ¿no hay alternativas? “Dignificar”
tanto los trabajos hasta casi no realizarlos ¿se beneficia el pagador? Todo ello en aras de una sostenibilidad, que
no debe olvidarse que también es económica, y dar la espalda en algunos
aspectos a los intereses del ciudadano, que es para el que se presta el
servicio.
Lo dice el abuelo “será mi
memoria, pero antes no había tantos cubos y las calles estaban más limpias,
mucho peores, pero más limpias”
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