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lunes, 26 de mayo de 2014

MEDICION DEL INDICE DE LLENADO DE LOS CONTENEDORES


El gran anhelo de diseñadores y gestores de servicios, pero ¿por qué?



La respuesta no irá nunca orientada a los contenedores destinados a la recogida de residuos sólidos en masa o no seleccionados.  En los diseños de este tipo de contenerización priman las distancias al ciudadano, lo que hace que en el 99% de los casos haya capacidad más que suficiente para dichos residuos.  Donde el sistema que da título al artículo alcanza su máximo interés es en la recogida selectiva.  El número de estos contenedores suele estar vinculado a la población a la que va dirigida, estándose alcanzando valores de una unidad cada 350 habitantes.

Mientras que los contenedores de residuos no seleccionados se recogen siempre con una periodicidad fija por imposición de los pliegos de condiciones, los de selectiva se deberían vaciar cuando estén llenos, y este es el problema: averiguar cuándo se llena cada uno de ellos. Si eso se consiguiera el ahorro sería muy significativo, pero desgraciadamente es muy difícil de prever cuándo se va a producir el llenado.

Cada poco tiempo aparecen en los medios de comunicación equipos de investigadores que afirman tener la solución a este problema, pero, ¿Cuál es su complejidad tecnológica?  El fundamento es sencillo, similar a un radar.  Por medio de un emisor de ondas o de “luz”, colocado en la parte superior del contenedor, se produce una emisión que rebota en los residuos, un receptor próximo al emisor recibe y transforma el tiempo transcurrido entre emisión y recepción en volumen de llenado.  Pero los residuos son muy agresivos física y químicamente, los golpes de la recogida,... y este equipamiento muy sensible. Para que la información sea útil, no basta con que un semáforo marque que el recipiente esté lleno, es necesario transmitir la información al recogedor, y aunque los servicios de telefonía se abaratan a velocidad de vértigo, todavía muchos prototipos plantean la comunicación de manera que los contenedores se envíen información entre sí por medio de ondas de radio.  El último paso es un programa de navegación que determine la ruta de los contenedores a recoger al día siguiente.

Todo existe, pero el producto no está en la calle ¿Por qué?  ¿No se consigue un sistema resistente a la dureza del trabajo, los recogedores no son sancionados porque haya contenedores llenos o con residuos fuera de los mismos, las comunicaciones encarecen más de lo esperado la explotación, la inversión no se convienrte en una reducción de medios, los analizadores de rutas aún no son como el Tomtom,…? 

Tal vez debería ser ECOEMBES, como principal interesado, quien mejor podría responder a estas cuestiones. Pero por favor, para denostar lo expuesto que nadie hable de los grandes residuos que dan por lleno el contenedor, si el ciudadano no puede introducir sus residuos el contenedor está lleno.


jueves, 22 de mayo de 2014

LA VISIÓN DEL ABUELO


El abuelo, 75 años, de capital de provincia y muy observador comentaba en su tertulia:

“¿Habéis visto el periódico? Otra vez se quejan todos de la recogida de basura y de la limpieza de las calles. Unos por la remuneración de su trabajo. Trabajar, trabajar,... lo que hacían antes. Aún me acuerdo cuando yo era joven que mi madre bajaba con el cubo de basura a la calle y lo daba vuelta sobre la acera, y luego venían dos pobres señores con un cesto de mimbre y una tabla, que los recogían y los echaban a un camión que tenía varias tapas. Aquella gente se dejaba los riñones. Y ahora, ¿habéis visto los camiones con una grúa que sacan los contenedores del suelo? Ah, si alguno de aquellos hombres viera esto... Ahora ya no sé ni cuantos contenedores de colorines hay en la calle, hasta uno para ropa han puesto. ¿Qué habrá sido de los traperos, que hasta alguna vez te daban unos céntimos por lo que les dabas?

Y cuando regaban las calles, ¡qué maravilla, cómo brillaba el suelo! bien es cierto que lo cepillaban, no como ahora que van recogiendo lo que hay por encima.  Si hubiera hecho la abuela eso en la casa, las losetas de la cocina ya no serían blancas, estarían de luto.  Eso sí ahora hay casi más máquinas que peones, pero esas no limpian debajo de los bancos, ni las escaleras, ni los alcorques.

No sé, no sé, igual esta juventud debería reflexionar un poco”


Creo que la última frase debería llevar a la reflexión. En muchas ocasiones el desarrollo tiene también orejeras, y nadie quiere o se atreve a mirar hacia los lados. Incrementar exponencialmente la tecnificación de los equipos, ¿a qué coste y para qué?  Convertir las casas en centros de separación de residuos con cocinas de 3x2 m ¿no hay alternativas? “Dignificar” tanto los trabajos hasta casi no realizarlos ¿se beneficia el pagador?  Todo ello en aras de una sostenibilidad, que no debe olvidarse que también es económica, y dar la espalda en algunos aspectos a los intereses del ciudadano, que es para el que se presta el servicio. 

Lo dice el abuelo “será mi memoria, pero antes no había tantos cubos y las calles estaban más limpias, mucho peores, pero más limpias”



lunes, 12 de mayo de 2014

¿ALGUIEN PENSÓ QUE SE HABÍA ACABADO CON LA CONTENERIZACION?



Completado el cálculo matemático que se había realizado en el anterior artículo, alguien pudo pensar que ya había solucionado su problema, y lo cierto es que sabe dónde está, mucho más que lo que suelen saber la mayoría de los que se meten a profesionales de la distribución de contenedores.

En este mundo se ha visto de todo, desde camiones cargados de contenedores que se repartían a diestro y siniestro a los ciudadanos, que no eran tontos y que sabían que un contenedor de 240 litros es magnífico para conservar el pienso de las vacas y repartirlo, hasta vecinos que llegaban a las manos por la ubicación más o menos cercana, porque de todo hay, a su portal.

Una vez que se conocen las necesidades para contener los residuos y se consigue una distancia media al ciudadano razonable, llega el momento de colocar los recipientes en la calle, y surge la pregunta ¿cómo se hace?

Cuando la ciudad está ya contenerizada la labor es sencilla, basta con ver el nivel de llenado de los recipientes actuales, para constatar los puntos en los que hay que incrementar la contenerización. Lo anterior vale si se mantiene la misma tipología de contenedores, pero si se cambia de la tradicional carga trasera a la lateral ¿qué hacer? Tampoco en este caso hay que aplicar demasiada imaginación, sólo tener en cuenta que los márgenes de seguridad son mayores en los contenedores de 2.400 o 3.200 litros que en los tradicionales de carga trasera.  Dada la imposibilidad de recoger las bolsas que se encuentren fuera de los grandes contenedores de carga lateral, el 25% puede pasar al entorno del 40%, y sí, aunque halla un servicio de repaso, no hay desprestigio mayor para un sistema de recogida que la presencia de residuos fuera del contenedor.

No, no piense que se evade el problema de cuando inicialmente no hay contenedores, pero la respuesta no es sencilla. La distribución espacial de los recipientes basada en distancias medias ha de ser matizada con la fijación de un valor límite para el caso de edificaciones unifamiliares o de escasos vecinos.  Pasar de los 500 metros entre puntos de recogida seria cuando menos excesivo. Si tiene la suerte de que en su ciudad haya cartografía que recoja el número de vecinos por edificio su labor se simplifica, en caso contrario hay que salir a la calle con lápiz y papel y empezar a mirar porteros automáticos, para luego volver a la oficina y empezar a distribuir los contenedores. Tantos pisos, por tantos habitantes por piso, por tanta generación de residuos al día, implican tantos kilos, y por lo tanto, tantos metros cúbicos, con la que tengo que sacar tantos contenedores de mi bolsa imaginaria de contenedores y asignárselos a ese punto de recogida. Siguiente edificio …  Cuidado con los sistemas de información geográfica, no piensan.


Y ahora a salir a la calle y ubicar los contenedores calculados. Para no estropearles el día, es mejor dejarlo para otro momento.

lunes, 5 de mayo de 2014

UN BLOG TAMBIEN ES FORMACION


Un análisis muy somero de los blogs vinculados al sector de recogida y limpieza permite acceder a reflexiones muy interesantes desarrollas por profesionales de reconocida solvencia, pero tal vez lo que no exista es información real de cómo diseñar, calcular y valorar económicamente los servicios de recogida y limpieza, a la par de gestionarlos y controlarlos. 

Por ello periódicamente se incluirán en este blog aspectos formativos prácticos, acompañados de imágenes de recolectores antiguos, que creo harán las delicias de los profesionales de este sector.



CÁLCULO DE LA CONTENERIZACIÓN

Es evidente que el cálculo de la contenerización de una ciudad no es tan simplista como aquí se mostrará, pero permitirá una aproximación suficiente para un anteproyecto.

  ü  Información:
  • Población: 50.000 habitantes
  • Metros lineales de viales: 110 km
  • Frecuencia actual del servicio: 6/7
  • Generación de residuos: 55.000 kg/día (Valor medio/Sin día doble)
  • Generación Lunes: 88.000 kg
  ü  Premisas:
  •  Frecuencia recogida: 6/7 días
  •  Contenerización : Carga trasera / Unidades de 1.100 litros
  •  Máxima distancia entre puntos de recogida: 150 metros
  ü  Valores de diseño:
  • Densidad de los residuos:0,09 kg/litro
  • Coeficiente de seguridad de llenado día medio: 25%
  • Coeficiente de seguridad de llenado día doble: 0%

  ü  Cálculos:
  • Aproximación Contenedores Necesarios: (55.000/0,09)/1.100=556ud + 25%=695ud
  •  Validación Día Doble: (88.000/0,9)/(1.100*695)=1,28 La contenerización es escasa en un 28%
  • Rediseño Valores Día Doble: (88.000/0,09)/1.100=889ud
  • Validación Distancia:  110.000/889=124m OK





El resultado es que se precisan 889 contenedores de 1.100.
La distribución es otra cosa, sin duda más complicada