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martes, 29 de abril de 2014

¿Bolsas o Contenedores?


Es seguro que muchos profesionales cercanos al mundo del Aseo Urbano, calificarían esta disyuntiva al menos como extemporánea, pero como parece el gran descubrimiento de algunos municipios, tal vez merezca la pena una pequeña reflexión.




El bolseo es el método en uso más antiguo de presentación de los residuos para su recolección. El cronológicamente más antiguo es el de volcar en la acera el cubo con los residuos, para que los operarios de recogida los depositaran en el camión utilizando una tabla y un capazo, es mejor olvidarse de los pluses que hoy día se reclamarían por realizar este trabajo. La recogida contenerizada vino a ser la dignificación del servicio y del trabajo de los operarios.
¿Qué es posible comparar entre ambas?

  •       El impacto. Si bien es cierto que en principio parece lógico pensar que es el bolseo la sistemática que mayor impacto generaría, si se realiza correctamente, los residuos no permanecerían más allá de dos o tres horas en la vía pública, a diferencia de los contenedores que permanecen 24 horas al día.  Si alguien quisiera recordar cómo quedan las zonas de depósito de bolsas, habría que recordarle que cuando se hace bien, a la labor recolectora ha de unirse un barrido y baldeo, no mucho más gravoso que el lavado de los contenedores, cuando se hace, y no creo que haya muchas ciudades que puedan tirar la primera piedra.

  •     Los problemas sanitarios. Siempre se aúna el bolseo con la presencia de perros, gatos o ratas destrozando las bolsas, y mucho de eso había.  Hoy es difícil ver animales vagabundeando por la ciudad, y si los hubiera suponen un riesgo sanitario en si mismos mucho mayor.  A los contenedores no acceden, pero dado el estado de suciedad que presentan muchos de ellos y la facilidad de acceso para los niños a cualquier hora, tal vez el riesgo sanitario no esté tan claramente decantado.

  •      La mejora de las condiciones de trabajo. Este sí es un argumento claramente positivo para la recogida contenerizada, aunque como trabajador sería preocupante la carga lateral y vertical, si no fuera por el poder sindical en este sector y el escaso aguante de muchos ayuntamientos.  Este no debería ser un factor que debiera tener en cuenta el cliente, el ciudadano, al igual que no se preocupa cómo se fabrica en China su lavadora.

  •    Flexibilidad para el ciudadano. Este concepto se refiere a la posibilidad que tiene el vecino de deshacerse de sus residuos fuera del horario fijado por el ayuntamiento, lo que se ha venido solventando en el bolseo ubicando estratégicamente contenedores para ese uso, que se vacían tres veces al día. Por otro lado, en los contenedores tampoco se pueden depositar los residuos a cualquier hora.

Los argumentos expuestos deberían haber sembrado una duda razonable sobre la bondad del bolseo en su más pura esencia. Los planteamientos actuales de ubicar bolsas o pequeños recipientes en una estructura arbórea metálica, pierden la mayor bondad del bolseo: la reducción del mobiliario urbano en la vía pública.

Y por cierto, colgar las bolsas es algo que ya se hacía a mediados del pasado siglo...

¿QUIEN ES EL CULPABLE DE LAS HUELGAS DE BASURA?


En los últimos meses han sido numerosas las apariciones en medios de comunicación de ciudades en las que las basuras se esparcían por aceras y calzadas, motivadas por las huelgas de los operarios de los servicios de recogida de residuos y limpieza viaria.  Esta situación no es nueva, aunque sí lo es las causas que las generan.

Tradicionalmente se producían huelgas de este tipo en periodos cercanos a la convocatoria de elecciones municipales.  En épocas de bonanza la Administración solía ceder, en parte, a las exigencias de los trabajadores.  Cesiones de este tipo son las causantes en algunos casos de salarios y prerrogativas laborales desproporcionadas.  En esas ciudades son muchos los nuevos titulados que están ganando menos de la mitad del operario de limpieza de su ciudad, y muy pocos los que tienen 45 días naturales al año de vacaciones.

En el momento actual, las Administraciones en general se están sometiendo a un exhaustivo proceso de ahorro de costes, y los servicios de recogida y limpieza no han sido la excepción.  En la mayor parte de los casos se ha pedido a las empresas que reduzcan su facturación en un determinado porcentaje, siendo las propias empresas las que proponía las modificaciones en los servicios, algunos de ellos desorbitados, siendo inevitable que surja la duda de si lo propuesto vale lo que se va a dejar de pagar.  Como en el sector del aseo urbano el coste del personal oscila entre el 65 y el 80%, era inevitable que los recortes afectaran a los recursos humanos, en forma de congelación o reducción salarial, despidos, ERE's, …  Es evidente que todos los derechos adquiridos son legítimos, pero no debe olvidarse que los trabajadores de estos servicios tienen asegurados todos sus derechos aunque se cambie la empresa explotadora, es decir, trabajo de por vida.  También es de justicia reconocer que lo comentado anteriormente sobre sus salarios y prerrogativas, en esos niveles son excepcionales.

Si hubiera que hacer un reparto de responsabilidad genérico y somero entre la Administración, los trabajadores y las empresas explotadoras, el mismo podría ser del siguiente tenor:

La Administración:
Plegarse a las exigencias de los trabajadores (Salarios de 25.000 € para un operario de limpieza)
Plantear servicios excesivos: (Recogida 365 días al año en municipios de 300 habitantes)
No controlar lo que se ejecuta (de 100 peones de barrido solo hay en la calle 75)

Los trabajadores:
No reconocer el valor de su puesto de trabajo fijo (Pocos quedan que sean funcionarios y hayan ganado ese privilegio por oposición)
No reconocer la magnitud de su salario en el entorno actual (Titulados que cobran cantidades inferiores que operarios de limpieza)

Las empresas:
No hacer el balance considerando los años de bonanza  (La valoración del contrato ha de tener en cuenta los beneficios y pérdidas de todos los años)

Las Smart Cities y los Servicios Urbanos


Últimamente cualquier ciudad que se precie de apostar por la modernidad pertenece de una u otra forma a un proyecto de Smart City (ciudad inteligente).


Pero la cuestión sería: ¿cuándo una ciudad es una Smart City? Para esto aún no hay respuesta, lo que si hay es un camino común al que todas ellas se dirigen: la innovación en la explotación y el control de los servicios urbanos. Tal vez iniciativas que se están desarrollando en el caso del aseo urbano puede resultar clasificadoras del concepto:

SERVICIOS DE RECOGIDA DE RESIDUOS Y LIMPIEZA VIARIA

> Recogida selectiva por llenado: Sistemas que detectan el nivel de llenado de cada contenedor y plantean la ruta diaria de vaciado de los mismos

> Control presencial de los operarios y equipos: Los ya tradicionales “GPS”, sistemas de posicionamiento que indican en todo momento la posición de cada operario y equipo

> Análisis de los datos GPS: Verificación del cumplimiento de itinerarios, de los rendimientos obtenidos, comprobación de qué contenedores se han vaciado, lavado,..., cada día surgen nuevas aplicaciones, como la verificación del tiempo que cada contenedor permanece en el arcón de lavado, aspecto muy ligado al nivel de limpieza a conseguir

> Control de calidad de la prestación de los servicios: Mediciones de nivel de suciedad, de estado de los contenedores y su colocación, …,  junto a imágenes que las refrendan transmitidas en tiempo real, permiten un análisis cuantitativo del nivel de calidad de los trabajos que se están realizando.

Se podrían realizar más apuntes de ideas de futuro, al igual que actuaciones en otros servicios: las bombillas que se iluminan únicamente cuando hay viandantes en la vía pública, los contadores inteligentes del consumo de agua que pueden mandar incluso en tiempo real los datos de consumo, los sistemas de riego de jardines basados en el nivel de humedad que ya tiene el suelo, …


Las ciudades inteligentes lo son porque están empezando a andar en la linea de la eficacia y el servicio al ciudadano.  Esta es la mejor definición que puedo transmitir de las Smart Cities, después de haber participado en diferentes foros y pertenecer a varios comités.

LA FRECUENCIA DE LA RECOGIDA


Con cierta asiduidad, en los medios de comunicación aparecen protestas ciudadanas por la reducción del número de días en los que se presta servicio de recogida. Tal vez antes de enarbolar la bandera de la calidad del servicio, sería necesario reflexionar sin vehemencia.

Hace algunos años en España el emblema de la calidad en el Aseo Urbano (hay que empezar a llamar al conjunto de los servicios de recogida y limpieza de forma correcta), algunos ayuntamientos y medios de comunicación asociaron recogida 365 días al año como la máxima calidad en estos servicios.  La idea cuajó y todos los municipios en masa comenzaron a licitar sus concursos con esa premisa.  UN ENORME DISPARATE ECONÓMICO.

Nadie debió mirar más allá de las fronteras del reino de España, porque si lo hubieran hecho hubieran comprobado que la recogida de los residuos excedentes de la selección tradicional en los hogares, se encontraba en el entorno de los cuatro veces por semana., y ello en los principales núcleos de población.

En este país se apuntaron a ese disparate hasta los municipios de menos de 500 habitantes, “total, como hay dinero”.  Pero el dinero se acabó, y los ayuntamientos tuvieron que sacar la tijera, y evidentemente estos servicios sufrieron recortes de frecuencia, ¿pero quién convencía ahora al ciudadano de que el tan cacareado emblema de la calidad del aseo urbano no era tal?

Habían sido muchas las voces de profesionales y políticos que advertían que esta sin razón era insostenible, pero en muy raras ocasiones fueron escuchadas.  La crisis ha sido el apoyo de aquellos municipios que han comenzado con la rebaja, pero los ciudadanos reclaman que si hay un menor servicio, habrá de minorarse el recibo, porque nadie les explicó nunca que lo que carga el ayuntamiento por este concepto, en el mejor de los casos no cubre ni el 50% de lo que cuesta, con honrosas excepciones, pero esto merece otro artículo. 

La mayor parte de los responsables de estos servicios únicamente se han atrevido con los domingos y festivos, y sólo unos pocos han hecho una restructuración reflexionada.  Estos han diferenciado las frecuencias en función de la época del año, dado que el calor si afecta al almacenamiento de los residuos tanto en el hogar como en los contenedores, y de la población y distribución espacial de los municipios.  En generación de residuos puede haber un 40% de diferencia entre los pequeños municipios y las grandes ciudades, a lo que unir la muy distinta concentración de viviendas, ello hace que los primeros puedan soportar en mejores condiciones la reducción de la frecuencia de recogida.

La tabla que se incluye a continuación refleja un caso real, y NO HA PASADO NADA.


Localidades
por habitantes
Invierno
Verano
Pequeñas
1 vez/semana
2 veces/semana
Medianas
2 veces/semana
3 veces/semana
Grandes
4 veces/semana
5 veces/semana


lunes, 14 de abril de 2014

Pago por Calidad

Últimamente aparecen con mucha asiduidad notas de prensa en las que se indica que un determinado ayuntamiento pretende vincular el pago de los servicios de recogida y limpieza a la calidad del trabajo ejecutado.  Loable propósito si no fuera porque estamos en un país donde no se sabe cuántos barrenderos hay en la calle, o si los contenedores se lavan una vez al mes o cada seis meses, y eso cuando desde hace más de cinco años no sale ningún concurso de aseo urbano que no imponga la necesidad de los imprescindibles “GPS”.

Pues bien, en el 99% de los casos no se ha realizado ningún descuento por los trabajos no realizados.  Si esto que es tan sencillo no se aplica, qué puede esperarse del pago por la calidad en la ejecución de los servicios.

El planteamiento teórico es indiscutible: “Se exige un nivel de suciedad máximo en un determinado vial a una determinada hora, con independencia de cómo se consiga”.  Sobre esto hay ya experiencias con más de veinte años de antigüedad, y los problemas son similares:

  • ¿Se es consciente del número tan elevado de muestras necesario para que un juez acepte la valoración?
  • ¿La valoración de la persona que realice la inspección por parte del ayuntamiento va a ser incontestable? 
  • Tanto si lo es como si no ¿Cuántas personas serán necesarias en la empresa para el contraanálisis?
  • Cuando se produzcan discrepancias ¿cómo se van a dirimir?
  • Si da igual con que equipos se ejecute el trabajo ¿se aceptarán equipos usados en la licitación?


No piense el lector que quien escribe rechaza esa forma de pago, bien al contrario, él y su empresa llevan más de diez años defendiéndola, pero esta cansado de ver como a muchos de los responsables públicos se les llena la boca con la equiparación con la industria en el control de calidad de los productos, y luego los recursos disponibles son un 20% de administrativo y un 5% de técnico.

Y uno se pregunta, ¿le importa a alguien como se ejecuten los servicios de recogida y limpieza...?

lunes, 7 de abril de 2014

SERVICIOS URBANOS

PUBLICO/PRIVADO

En estos últimos tiempos aparecen con asiduidad en los medios de comunicación noticias relativas a la comparación de costes entre la ejecución directa de los servicios de recogida y limpieza por parte de los Ayuntamientos y el importe que supone que estos trabajos los realicen empresas privadas que la Administración selecciona por medio de un concurso.

A continuación se plantea de forma esquemática, para cada uno de los bloques en los que habitualmente se desglosan los costes de este tipo de servicios, una comparativa entre los dos planteamientos:

·        Costes de Personal
En este aspecto no debería existir ninguna diferencia, dada la obligatoriedad que las empresas del sector tienen de subrogarse los operarios y las condiciones laborales del personal de la anterior contrata. Este aspecto ha limitado y limita las posibilidades de incremento de productividad. Los operarios tienen, de echo, un trabajo para toda la vida.

·        Costes de Amortización y Financiación de la Inversión
Este ha sido la gran barrera para la Administración, y la causante de muchas de las privatizaciones que se han realizado a lo largo de los años.  La inversión inicial en estos contratos es muy elevada, en el entorno del 10 al 15% del canon global del servicio en la mayor parte de los casos.  Las empresas, con el apoyo de los bancos, pueden diferir el pago de tan cuantiosos importes a lo largo de la vida del contrato, mientras que a la administración municipal no le resulta tan sencillo. No va a paralizar el Ayuntamiento para comprar recolectores. Evidentemente las empresas piden un interés muy elevado por el dinero que invierten, pero también asumen los riesgos de la inversión.

·        Costes de Explotación
Están constituidos básicamente por combustible y reparaciones. Poca o ninguna diferencia significativa puede haber en este aspecto

·        Gastos Generales
Es aquí donde los defensores de la municipalización de los servicios atacan con más virulencia, y aunque cada caso es diferente, en algún lugar habrá que incluir los gastos de estructura: los directivos, abogados, ingenieros, economistas, administrativos, …, de las empresas también ganan un sueldo.  Obviamente si sólo hay un ingeniero municipal los costes son sensiblemente más bajos, pero este funcionario tal vez pueda en algún momento ver un contenedor, cuando solucione los problemas de jardinería, alumbrado, agua, …

·        Beneficio Industrial
Las empresas no son precisamente ONGs.  Pero este concepto suele estar muy ajustado, para las grandes empresas este es un negocio fundamentalmente de inversión.
        
        IVA 21%
Esto es algo impuesto, pero las Administraciones tienen diferentes alternativas para recuperar este importe, lo más empleado, sociedades de capital público interpuestas.


Hasta aquí un análisis formal de los servicios públicos y privados, pero ¿qué está en la cabeza de los responsables que deciden la privatización? No tengo dinero para comprar los equipos y esperemos que la empresa sea capaz de meter a los trabajadores en cintura, y lo demás como decía mi abuelo “gaitas celestiales”