Los aspectos que se indican a continuación son todos los que
influyen en el coste de la recogida domiciliaria, tanto urbana como rural:
- Frecuencia del servicio
- Número de puntos de recogida
- Número de contenedores por punto de recogida
- Desplazamientos recogiendo
- Desplazamientos NO recogiendo (entre núcleos)
- Distancia al lugar de vertido
El primero, la frecuencia, es el mayor generador de coste, con una
problemática que se comentará en el siguiente párrafo. El segundo determina la distancia que deberá
recorrer el ciudadano para depositar sus residuos, entre 75 y 150 metros son valores razonables. El número de contenedores debería nacer
siempre de un cálculo técnico, pero el nivel de llenado que se observa en
algunos lleva cuando menos a la duda. En
cuanto a los desplazamientos son inevitables y suelen estar bien afinados. Por último, en cuanto al punto de vertido, su
ubicación suele tener carácter supramunicipal, pero no deben desdeñarse las
plantas de transferencia en las ciudades, instalaciones a más de 50 km hacen
inviable el segundo viaje de cada camión, con lo que ello implica de incremento
de recursos.
Volviendo a la frecuencia, tanto en la recogida urbana como en la
rural es el factor fundamental del coste del servicio. La diferencia sustancial es que en la
ciudades no hay voluntad política de reducir la frecuencia, siguiendo
instaurados los seis días de cada siete, cuando no los 365 días del año. Tal vez la insistencia en este tema consiga alguna vez que se borre el axioma
de mayor frecuencia igual a mayor calidad del servicio. En las áreas rurales, y salvo incomprensibles
excepciones, sí se ha producido una significativa reducción del número de veces
que a la semana se recogen los residuos. En el norte de España se han planteado
frecuencias de una vez por semana en invierno y dos en verano como valores
mínimos asignados a los núcleos de población más pequeños. Un planteamiento análogo en el sur debería
tener en cuenta sus mayores temperaturas y los meses del año en las que éstas
se producen, asumiendo que tal vez en su caso la frecuencia en esas épocas
debería ser de tres de cada siete días, pero desde luego no pueblos de trescientos habitantes con servicio todos los días de la
semana.
Cuando desde la Unión Europea se habla de
que en España aún persisten problemas estructurales, tal vez habría que pensar
en el sector de la recogida y la limpieza.
No se puede seguir contratando servicios cinco estrellas si no se puede
pagar la factura, y aunque se pueda, el
despilfarro no es la solución a la actual crisis.
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