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lunes, 19 de enero de 2015

El HIPOMOVIL: la Tecnología del Futuro



¿Saben ustedes lo que es un hipomóvil? Pues hasta hace poco, quien suscribe tampoco. Al parecer en algunos ayuntamientos franceses acuciados por las crisis energética, decidieron que sus vehículos de recogida volvían al siglo XIX, es decir, un carro tirado por un caballo. Dicho y hecho, se diseñaron nuevas cajas recolectoras de alta tecnología, y se instruyó a los caballos en el cumplimiento de la normativa Euro V y VI sobre emisión de gases, y el resultado es que que puede verse en las imágenes.



Esta modificación del sistema de recogida afecta a los costes de explotación, no al salario de los trabajadores, que ahora representa casi un 80% del total, pero sí a la amortización y financiación, dado que el nuevo sistema duplica la vida útil del tradicional, ya que un caballo bien cuidado puede llegar a los 16 años. ¡Cómo van a mejorar la TIR y el VAN! En cuanto a la explotación, dado que aunque baje el precio del barril de petróleo ello no afecta al gasoil, el forraje del caballo sigue siendo significativamente mas barato. Todo son ahorros en un sistema que aplaudirían los Amish.

Mas allá del comentario simpático que se ha realizado, un país moderno no puede permitirse este esperpento de volver a utilizar animales de carga.  Si en esas 75 ciudades francesas se ha pretendido hacer algo anecdótico y singular lo han conseguido, pero sólo eso puede y debe ser.


miércoles, 14 de enero de 2015

¿Cuánto hace que no repara un producto?



La generación anterior sí recuerda frases como “voy a llevar a reparar la tostadora”. Los jóvenes actuales ni se lo plantean, “se ha roto, se tira” ¿Qué pasó de todos aquellos pequeños talleres que a la sombra de los servicios técnicos reparaban toda clase de “cachivaches”? Sencillamente desaparecieron, el coste de la mano de obra de los países del este o asiáticos hicieron más rentable comprar algo nuevo que reparar lo usado. 


Pero el tema no ha quedado ahí, todavía en el mundo occidental se dice que hay productos que se reparan, por ejemplo los coches, pero ese “reparar” no es pegar o soldar algo, es sencillamente sustituir la pieza, por importante que esta sea.  Sirva de ejemplo una caja de cambios: antes se reparaban y la volvían a colocar, ahora, nueva 6.000€, si se opta por una reparada por el fabricante, ¿y donde lleva el fabricante a reparar las cajas de cambios? A China, donde acaban de descubrir que en muchos casos la reparación es negocio.  Poco a poco el coste de la mano de obra subirá más en esos países y seguro que incrementarán muy significativamente su PIB en reparaciones, ¿y la producción de equipamiento nuevo? Se irá a África, si estabilizan su coyuntura política.

La idea de la reparación está retornando a Europa, aunque vinculada a colectivos sociales desfavorecidos, con el fin de poner en el mercado algo antes muy tradicional, los productos de segunda mano. El problema es que esto sólo es posible gracias a escasas subvenciones y a los bajos salarios de estos colectivos.

El planteta en el que vivimos es rico en muchas materias primas, pero todo tiene un límite, y la sobreexplotación actual va a dejar a las generaciones venideras en muy serias dificultades, sólo porque cambiamos de televisor cuando hay un mundial y de coche nos dicen que una vez cada cinco años.
Queremos una economía sostenible, REPAREMOS LOS PRODUCTOS Y AGOTEMOS SU VIDA UTIL, pero sin trampas vinculadas a la obsolescencia programada.  Fabriquemos productos de calidad y por tanto con durabilidad, y borremos de la mente colectiva el usar y tirar